Aprovechábamos los Green Hell Driving Days para rodar en el Ring, rodeados de un ambiente espectacular en el que los Porsche y BMW llenaban no solo la pista sino también los parking de los hoteles y restaurantes de Nürburg y sus alrededores.
Desde el jueves 30 de mayo al domingo 2 de junio, el circuito abría de 8:00 a 19:00 en modalidad touristenfahrten, lo que atraía a muchos conductores y aficionados de todos los rincones de Europa con vehículos únicos y exclusivos preparados hasta los dientes.
Para este viaje nos juntamos un grupo de 24 personas, algunos ya repetidores de nuestros anteriores viajes, y es que Nürburgring tiene algo que una vez que lo pruebas te engancha para siempre.
El viernes por la mañana, como ya es tradición, tras un buen desayuno pusimos rumbo a Gottlieb-Daimler, calle principal en la que se encuentran los preparadores de los coches más rápidos del Ring, donde enseguida te das cuenta de que es un circuito dominado por los Porsche GT3 y GT2 y los BMW M2, M3 y M4.
Tras un agradable paseo por la zona, nos subimos a los coches y nos fuimos de espectadores a las curvas de Brünnchen y Pflanzgarten para ver a la gente rodar en pista e ir entrando en ambiente. Es en este momento cuando los primerizos tienen su primera toma de contacto con el circuito y sientes una mezcla entre miedo, nervios y ganas de entrar indescriptible.
Independientemente de la época del año en la que vayas, siempre verás coches muy especiales, pero en esta ocasión tuvimos la suerte de ver auténticas joyas como algunos BMW M3 E30 que no solo estaban en perfecto estado de revista sino que además estaban siendo disfrutados en el circuito sin temor a que se “rompan”, como está mandado.
A las 15:30 teníamos que estar en las instalaciones de RSR para recoger las acreditaciones y recibir el briefing de seguridad, así que teníamos tiempo para comernos una hamburguesa en la terraza de Zur Nürburg, donde había un grupo de amigos propietarios de diferentes ejemplares de M3 E92 plagados de chuches a cada cual más colorido y espectacular. No tuve otra que sacar la cámara y disparar como si no hubiera un mañana ;-)
Y entonces llegó el momento de ir a recoger los coches y entrar a rodar a pista. Para esta ocasión teníamos a nuestra disposición para todo el fin de semana 2 Ford Fiesta ST de 182 CV, 2 Renault Megane RS Trophy de 300 CV y 2 Honda Civic Type R de 320 CV, los cuales nos estaban ya esperando con el motor en marcha en el parking exterior de RSR.
Era la primera vez íbamos a rodar tanto con el Megane RS Trophy como con el Civic Type R y esto le daba aún más emoción al momento. De lo que estábamos 100% seguros era de que el ritmo en pista prometía ser alto, pues hacía justo una semana que Renault había arrebatado a Honda el título de compacto más rápido en el Ring con el Megane Trophy R.
La primera vuelta que di fue de copi para dar algunos consejos a un integrante del grupo en uno de los Civic Type R y su empuje hasta llegar a las enlazadas tras el puente de Bilstein me dejó fascinado.
Para la siguiente vuelta me puse yo al volante de aquella “nave espacial” y lo primero que me sorprendió fue el tacto del cambio que se notaba muy mecánico y con un recorrido muy corto.
En cuanto abrí la barrera y pasé la zona de los conos empecé a apretarle y se comía las marchas como si fuera una moto deportiva. A diferencia del VTEC de versiones anteriores, el motor empezaba a empujar desde muy abajo lo que le daba mucho juego en las curvas más lentas del circuito. La prueba de fuego vino en las curvas rápidas enlazadas de Hatzenbach, donde apreté bastante haciendo trabajar al chasis en los cambios de apoyo y éste superó la prueba con sobresaliente. El eje trasero deslizaba lo justo facilitando en gran medida la entrada en curva y permitiendo un control absoluto. A Hocheichen llegué con bastante velocidad y los poderosos frenos pararon el coche más de lo que yo esperaba, por lo que para las siguientes curvas podía retrasar incluso aún más la frenada.
Con las medidas ya cogidas al coche empecé a tirar todo lo que el tráfico en pista me permitía y cuando salía de la mayoría de curvas me daba la sensación de que podía entrar más rápido y sin rebasar mi margen de seguridad, que recordad que en este circuito debe ser especialmente amplio.
Cuando terminé esta primera vuelta al volante las sensaciones eran fantásticas. Era con diferencia el tracción delantera de calle más rápido que jamás había probado. Tal fue mi flechazo con el Civic que absolutamente todas las vueltas que di durante el fin de semana fueron con este coche.
El Megane no lo llegué a conducir, aunque si fui de copi en unas 5 o 6 vueltas y su comportamiento era igualmente brutal. El eje trasero direccional le permitía entrar en curva con mucha facilidad, aunque al principio la sensación era algo extraña, como si el conductor se tirase al vértice más pronto de lo debido. El empuje del motor era muy similar al del Civic, con mucho poderío y el cambio de levas ha dado un gran salto cualitativo con respecto a su predecesor, el cual nos parecía algo lento e impreciso en las reducciones.
No tengo un veredicto final puesto que ni llevé el Megane, ni cronometro mis vueltas, ni conseguí dar ni una sola vuelta sin tráfico o sin bandera amarilla, pero en una vuelta limpia, el Civic y el Megane estarían en tiempos muy muy parecidos.
Y es que esa fue la gran desventaja de acudir al Ring en los Green Hell Driving Days, que con tanto tráfico en pista las banderas amarillas aparecían vuelta si y vuelta también por pequeños accidentes. De hecho se produjeron varios accidentes serios durante el fin de semana que obligaron a cerrar la pista durante horas, momentos que aproveché para sacar la cámara e irme a la carretera que lleva desde la entrada del circuito hasta el pueblo, donde disfruté como un enano viendo pasar auténticas obras de ingeniería del presente y del pasado.
En el ámbito gastronómico, como siempre una de las cenas la hicimos en Pinocchio (Adenau), con sus riquísimas pizzas tamaño paella y otra en Pistenklause (Nürburg), donde sirven esa carne a la piedra que tanto nos gusta, pero esta vez quisimos probar también el restaurante italiano Ventisette de Adenau, donde el precio por persona sube un poco pero la calidad es francamente buena, así que os recomiendo probar cualquiera de los 3.
Y en un pis pas se pasó el finde y estábamos ya en el avión de vuelta a Madrid… Es lo que pasa cuando estás disfrutando a tope de lo que más te gusta, pero para siempre nos quedan esos recuerdos imborrables, esas risas y emociones compartidas con nuevos amigos y por supuesto las ganas de volver el año que viene.
¡Si te gustaría formar parte del próximo Imarti Nürburgring Experience, no te lo pienses más y ponte en contacto con nosotros a través de info@imartimotorsport.com o mediante llamada o Whatsapp en el 692 068 069!