Si, lo reconozco. Este set de LEGO es para mí muy especial. Su precio no es precisamente una ganga, pero cuando se junta el hobby favorito de tu infancia con tu gran admiración hacia el mítico y laureado Porsche 917… es imposible no caer en la tentación.
Hacía más de 25 años que no construía una figura de LEGO y sin duda ha resultado un simpático viaje al pasado, tanto al mío cuando pasaba horas y horas jugando con mi hermano a este fantástico juego, como al de Porsche, cuando en 1970 lograba su primera victoria absoluta en las 24 horas de Le Mans gracias al imponente 917, modelo incluido en este set junto con el moderno 919 híbrido con el que Porsche participa actualmente en las carreras de resistencia más prestigiosas.
En el año 2012 tuve la oportunidad de viajar a Stuttgart para visitar el museo Porsche y de entre las decenas de modelos históricos de competición que la marca tiene expuestos, los que más me llamaron la atención fueron los 917 en sus diferentes versiones, como el de cola larga, el de cola corta, el spyder o el famoso “cerdito”, apodado así por su característico color rosado.
A finales de los 60, la FIA anunciaba una nueva categoría para vehículos de competición homologados con motores de hasta 5ooo cc y un peso mínimo de 800 kg. Porsche entonces disputaba las Racing series con el modelo 908 de 3000 cc, el cual, a pesar de su alto rendimiento, no lograba superar a modelos ligeramente más rápidos como el Ford GT40, por lo que decidió crear una nueva bestia con motor de 4500 cc, potencia de hasta 580 CV y un entonces revolucionario chasis tubular de aleación ligera a la que denominó 917.
Cuenta la leyenda, que Porsche consiguió homologar este modelo a golpe de astucia e ingenio, pues para poder emplearlo en competición la FIA exigía haber fabricado un mínimo de 25 unidades, y el día que los inspectores de la Comisión Deportiva Internacional visitaron la fábrica de Porsche para verificar que la marca había construido las 25 unidades exigidas, pudieron comprobar que tan solo se habían fabricado 3 unidades, 18 estaban en fase de montaje y se disponía de piezas suficientes para montar otras 7, alegando Porsche que suponía una pérdida de tiempo montarlos y posteriormente volverlos a desarmar para su preparación. Tras contemplar dicho escenario, los comisarios decidieron denegar la homologación del 917, pero entonces Porsche se comprometió a cumplir rigurosamente la solicitud de éstos y en un tiempo récord de 3 semanas logró presentar 25 unidades en la puerta de su fábrica ante la mirada atónita de los comisarios, los cuales acusaban a la marca de que algunas de las unidades allí expuestas podrían estar incompletas en las zonas no visibles, ya que solo cada motor requería 160 horas de mano de obra y que era prácticamente imposible que los coches estuvieran terminados, a lo que Porsche les respondió con una invitación a probar cualquiera de ellos. Los comisarios finalmente rechazaron realizar la prueba y procedieron con su homologación.
En las primeras pruebas del 917, los pilotos se quejaban de que su motor era demasiado potente en relación a su peso, haciéndolo muy rápido en recta con velocidades puntas superiores a los 380 km/h, pero extremadamente difícil de controlar en las zonas reviradas, llegando a ser incluso peligroso, por lo que la mayoría de ellos prefería seguir compitiendo al volante de su predecesor, el Porsche 908, por considerarlo un coche más seguro.
En Porsche no conseguían hacer que el 917 fuera más dócil y esta circunstancia les traía completamente de cabeza, hasta que de pronto descubrieron que el modelo spyder con el que algunos equipos privados participaban en la Canadian American Challenge Series (CanAm) y que tenía la cola más corta, era notablemente más manejable en las zonas reviradas. Porsche rápido se dio cuenta de que tan solo necesitaban una mayor fuerza vertical que incrementase la adherencia en su paso por curva y entonces diseñó nuevas colas más cortas (en alemán Kurzheck) y el modelo resultante pasó a denominarse 917 K. Con este cambio empezaron a llegar las primeras victorias, entre ellas la tan ansiada victoria absoluta en las 24 horas de Le Mans de 1970. A partir de ese momento, la superioridad de Porsche ante el resto de fabricantes como Ferrari, Ford o Lola fue incontestable.
A finales de 1971 se extinguió la normativa FIA para los deportivos de hasta 5000 cc y Porsche decidió pasarse a las CanAm, incrementando la potencia de los 917 hasta los 1200 CV con sus famosos motores turbo, con los que eran capaces de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 2,3 segundos. Tal era la superioridad sobre sus rivales que la normativa de las CanAm fue modificada para prohibir la participación del imbatible Porsche.
Hoy en día el 917 está considerado como uno de los mejores y más exitosos vehículos de competición jamás construidos. A mi juicio y tras contemplarlo en vivo en el museo Porsche también lo considero así, y es por ello que esta chulada de LEGO se ha ganado el hueco más codiciado de mi estantería.
